Isla Perdida. Población:

Antes de empezar...

Antes de empezar, solo quiero decir una cosa: en realidad, el aniversario es el sábado 13, pero guarden el secreto. Tengo un amigo gorila de espalda plateada que me debe un favor... ya me entendéis...

¿Otra vez viernes?

Happy birthday to us! Happy birthday to us! Happy birthday mister Naufrago, mister Don and mister Bautista! Happy birthday to us! ¡Bieeeen! Digo... Weeeeeell!
Queridos internautas, hace ya un año que comenzamos nuestra modesta andadura por los cerros de internetvilla, y hubo de todo: especiales, fanáticos religiosos, blogoteca, comentarios de una huelga de hambre, vacaciones forzadas y sin forzar (malditos exámenes)... ha habido de todo, pero de lo que más ha habido han sido cambios. Porque, en esta vida, nada se mantiene, todo cambia. Cuando esto empezó, Justin Bieber era "ese entrañable jovencito oriundo de Canadá".
Pero bueno, en un aniversario hay que hablar de cosas buenas, así que vamos con los contenidos:

- Cómo no, este viernes viene con un especial muy especial: el especial aniversario. Al ser esto un sitio de publicación online, hemos querido rendir un discutible homenaje a la mano que nos da de comer (que en realidad ni es mano ni nos da de comer): la informática, una vez más. En esta ocasión os traemos un manual de socorro que os servirá de gran ayuda (lo cual dudo mucho).

-Seguimos con las cagadas deportivas de Don, que nos muestra los riesgos de una carrera ciclista.

- La actualidad más actual sigue aquí, actualizándose, como lo hace actualmente, así que ya sabes, actualízate con las NoNoticias, pero actualízate aún más con... ¡La noticia del día!

-Kimbo te sigue esperando. Recuerda la leyenda africana: si cambias tu nombre por el de un enfermo, el enfermo sanará. Cada día mueren 20.000 niños por enfermedades que pueden ser curadas. Únete a la nueva campaña de UNICEF.

Bueno, poca cosa más podemos decir ya. A los que habéis seguido fieles, que según pone ahí sois pocos, pero bien avenidos, muchas gracias por permanecer ahí con nosotros, y a los que no lo habéis sido, pasad, no es necesario ni que os limpiéis los zapatos. ¡BIENVENIDOS!

La blogoteca

Adiós.


Os extrañará que en esta ocasión el título no sea media pregunta capaz de dar vergüenza ajena hasta al profesor de lengua más estúpido. El caso es que el pasado sábado 12 de Marzo del 2010, a primera hora de la mañana, fallecía en su casa no solo uno de los personajes más ilustres de Valladolid, sino una de las figuras más importantes de la literatura del siglo XX: Miguel Delibes.
Quizás ha pasado ya mucho tiempo para esta especie de panegírico, pero no podía dejar pasar algo así dando prioridad a una noticia como, por ejemplo, la posible subida del IVA o la liberación de Luis Roldán. Y es que Miguel Delibes era alguien muy importante para cualquier persona que dedicara parte de su tiempo a escribir, ya sea una enorme saga o las etiquetas del champú, pasando por este pequeño espacio en la red. Su obra es un enorme recipiente de paisajes castellanos e historias desde enrevesadas hasta de gran crudeza y reveladoras de las más bajas pasiones. Podría decirse que la obra de Delibes es un tapiz enorme, rico y variado, donde se entretejen historias del medio rural y los estragos de la posguerra (Las ratas, El camino), grandes y profundas luchas internas en busca de la esencia de lo que somos (La sombra del ciprés es alargada, Cinco horas con Mario), la más pura esencia de la desigualdad de clases (Los santos inocentes), la crítica a las grandes estupideces de la raza humana (Mi idolatrado hijo Sisí), e incluso una época lejana con personajes que luchaban por unos objetivos aparentemente distintos pero familiares en su esencia (El hereje). Este no es un artículo biográfico, ni me pienso centrar en repasar su vida y en repetir una y otra vez frases vacías. Lo que sí diré es que esta pérdida hace que cualquiera que se dedique a crear cualquier cosa tenga que verse obligado a seguir con resignación, y plantar cara a la cruda realidad, en la que el mundo no se detiene ni un solo segundo ante la muerte de quién sea, por mucho que los medios de comunicación intenten justo lo contrario (a día de hoy sigo temblando cada vez que alguien nombra a Lady Di). Puede que ese sea el motivo por el que todo el mundo quiere crear algo, dejar su impronta en algún sitio, escribir su nombre al mear, porque cuando su vida se apague podrán dejar algo que deje constancia de su paso por el mundo, como si en realidad no hubiera muerto del todo. En ese caso, Delibes vivirá otros cinco o seis siglos más.
Recuerdo la primera vez que leí un libro de Delibes. Yo tenía doce años y lo único que solía leer eran las chorradas de R.L. Stine (también leía de vez en cuando algún Jueves que le conseguía robar a mi tío). Entonces, otro familiar me regaló El hereje. Yo estaba muy contento porque era, por así decirlo, mi primer libro de adulto (también en parte porque estaba hasta los huevos de las gilipolleces de R.L. Stine, que daba más risa que miedo), así que lo leí en una tarde. Una de las cosas que sentí fue mucho asco por ciertos pasajes, pero era normal, porque con doce años la imagen mental del sexo con Bud Spencer pero en mujer pelirroja o aquella descripción del parto no eran muy evocadoras. Sin embargo no tardé en apreciar que así era el estilo de Delibes: la cruda realidad sin pelos en la lengua, y unas historias que, al contrario que muchos otros escritores con el culo empapado en la saliva de críticos oportunistas, empezaban desde la primera palabra. Muy pocos de los escritores de la fama de Dan Brown o Ken Follet sabrían desarrollar una historia inventada y a la vez tan perfectamente creíble, porque también recuerdo otras de las “novelas de adulto”, como las más famosas de los susodichos escritores, que bien merecerían estar criando polvo en el almacén de la librería más infructuosa.
E aquí el gran problema: los “grandes escritores de la actualidad” no saben escribir. ¿Por qué sus obras son best-sellers entonces? Muy fácil, lo que vende no es la calidad, sino el gancho a ciertos grupos. Tenemos, por ejemplo, a Stephanie Meyer, una escritora que ha escrito la friolera de cuatro libros sobre uno de los temas más manidos pero a la vez con más cuerda que pueda llegar a existir: criaturas sobrenaturales. Tienes vampiros adolescentes y hombres lobo que llevan generaciones en guerra y viven agrupados en familias bajo el mando de criaturas tan viejas y poderosas como la misma noche. Dicho así suena como si te invitasen a ver en primera fila un combate entre King Kong y Godzilla, pero cuando ves que el resultado es una saga de ¡¡CUATRO LIBROS!! Sobre los líos amorosos de una joven lo que se te viene a la cabeza son dos cosas:
- Alguien se ha pasado fumando crack.
- Ese mismo alguien hasta las cejas de crack se ha dado cuenta de que en su pasado tuvo grandes carencias afectivas y para solucionarlo tiene que hacer una novela romantica y pseudo-sobrenatural.
¿Por qué vende? Porque cualquier mujer suspiraría porque un pretendiente guapo y eternamente joven la susurrase palabras de amor al oído y a la vez la llevase en brazos a correr aventuras en las que su vida corre todo tipo de peligros pero ¡da igual! ¿Para qué te vas a preocupar por tu seguridad teniendo como pareja a un joven casi todopoderoso y que además está forrado?
Otro de los autores “célebres” es el también fallecido Strieg Larsson, autor de otra trilogía bastante más interesante pero que solo se puede leer una vez: Millenium. Puede que dentro del mundo de los best-sellers y los thrillers, sea de lo mejorcito (sobre todo comparado con Dan Brown), pero, como ya he dicho, es para un solo uso. Yo salí muy picado de la librería con Los hombres que no amaban a las mujeres bajo el brazo, y la primera vez que lo leí casi se me salió el corazón del pecho. Sin embargo, un día el aburrimiento me hizo caer en el error de leerlo de nuevo, y lo que en una ocasión fue “¿Cómo puede alguien hilar esta trama tan enrevesada de una manera tan genial?” se convirtió en “¿Pero cómo pueden ser tan gilipollas de no darse cuenta?”. Ese despropósito carente de sentido te hace llegar a una falsa sensación de satisfacción con lo leído y la rapidez de los cambios de argumento te impide ver lo que en realidad tienes entre manos: una chorrada de veintidós euros.
Sin embargo, Miguel Delibes no adornaba sus historias de forma innecesaria, ni desmerecía el argumento o la profundidad de sus personajes. Ese es solo uno más de todos los motivos por el que echaremos de menos a uno de los pocos grandes autores que quedaban en el panorama, pues, aunque su enfermedad le impidió continuar escribiendo durante los años previos a su fallecimiento, era tranquilizadora la presencia del sabio en la ciudad, como una débil chispa en lo que un día fue una llamarada.
Sin más, decir que todos recordamos aquellas palabras tuyas para lo que sería tu epitafio: espero que Cristo cumpla su palabra. Incluso hasta los ateos pensamos que ojalá lo haga. Una vez dijo alguien sabio que “no se muere hasta que el mundo no te olvida”, pues, aunque la SGAE va a intentar todo lo contrario, no te olvidaremos.
2 Responses
  1. Allek Says:

    hola!
    te invito a que pases por mi casa
    dejare la puerta entreabierta..
    te dejo un fuerte abrazo!!!


  2. Naufrago Says:

    Hola Allek!
    Gracias por tu amable aunque críptico comentario, un saludo.


Don presenta: cagadas deportivas

Seguimos con las cagadas deportivas. Esta semana os mostraré los riesgos de ser un sucio tramposo... no, mejor explicado aún, los riesgos de ser un tramposo gilipollas... no, mejor aún, los riesgos de ser un gilipollas inconsciente... bueno, que aquí está el video. Pensáoslo dos veces antes de hacer trampas.