
… una semana sin ordenador, porque si alguien lo sabe, que me lo explique. Para el lector más avezado quizás haya resultado un tanto extraño el hecho de que la semana pasada ese viejo avión con Leslie Nielsen continuase donde debería estar una nueva imagen, con su correspondiente nuevo artículo, y podría explicároslo y daros una disculpa sin detenerme demasiado en el tema, pero prefiero que lo viváis a través de mis palabras. Por cierto, la excusa es que… uuuy, si ya lo traía todo hecho, pero me dejó tirado el ordenador.
Esta excusa es por lo general el Abc del escaqueo (sobre todo si eres informático), pero llega un punto en el que ya huele a chamusquina:
− Gutiérrez, ¿Ha traído el informe?
− Pues no se lo va usted a creer, pero resulta que el ordenador se me ha colgado y se me ha borrado el informe…
− ¡Que sorpresa, Gutiérrez! Solo es la quinta vez esta semana…
Y es que parece una excusa barata, pero cuando pasa, duele en el alma. Si, yo he visto gente por las calles llorando y desgarrándose las camisas como Marlon Brando en Un Tranvía Llamado Deseo (aunque en el barrio donde vivo son más bien el Cigala en la boda de su primo), porque se les había colgado el ordenador. A la madre de Bill Gates ya no es que le piten los oídos, es que no puede ni salir a la calle sin tapones para los oidos, que va Bill y la dice:
− Mami puertas, mami puertas…
Y la otra:
− ¿¿QUE??
Nunca se había acordado la gente tanto de la madre de alguien desde que Aznar se fue a pasar unos días a las Azores.
Pero es que la cosa no es para menos, porque tú estás tranquilamente en tu casa con tu ordenador haciendo dos posibles cosas: ver porno (80% de posibilidades) o cosas que no son ver porno (20% de posibilidades), que cada uno usa la banda ancha como quiere. El caso es que llega un momento en el que el ordenador hace PUM (ha habido casos en los que hasta ha salido humo), y no sé qué es lo peor, si que te pille haciendo lo primero o te pille haciendo lo segundo, porque como estés trabajando y de repente el ordenador se cuelgue es como una patada en la boca, pero que cuando estás en tu clímax onanista el ordenador deje de funcionar es como si te pegasen una patada en los huevos justo cuando te estás recuperando de la patada en la boca de antes.
Bien, tú te recuperas del shock inicial de que el ordenador te ha dejado tirado (normalmente shock violento), pero te tienes que enfrentar a un shock mucho más fuerte: repararlo. Lo típico es formatear. Buscar un Windows de donde sea, meterle a piñón en el ordenador y volver a empezar de la forma más digna posible, pero… ¿y si con el Windows no es suficiente? Aquí hay un terrorífico añadido al shock: no tienes ni puta idea de cómo arreglarlo.
El pánico hace ya tiempo que ha comenzado a cundir, pero ya llega tu novia (o novio, en gran variedad de casos), te da dos hostias y te grita:
− ¡TIENES QUE CALMARTE!
Tú te repones tanto como puedes y llamas al servicio técnico de la empresa donde compraste el ordenador, y la escena es más o menos así:
− Servicio técnico de Mediamarkt (porque ellos no son tontos, pero tú sí que lo eres un rato)
− Buenas tardes, he tenido una avería.
− De acuerdo, señorita, proceda a explicar su avería.
Seas una grácil bailarina o un curtido albañil de voz aguardentosa, te va a llamar señorita… es inútil que te revuelvas contra el poder supremo. Sigo:
- Verá, estaba elaborando un informe (mentira, estabas viendo porno, si no, no lo dirías) cuando de pronto me salió un pantallazo azul y el ordenador se apagó. He probado a formatear, pero no hay manera.
Tras un silencio tan tenso que Freddy Krueger se mearía en los pantalones, la voz de la operadora vuelve a sonar en el auricular:
− Señorita, ¿Ha comprobado si el ordenador está enchufado?
− ¿Es usted gilipollas? ¡Y no me llame señorita!
− Está bien, señorita, no se altere, iremos haciendo comprobaciones para dar con el problema.
Después de media hora de una llamada que estás pagando tú, en la que la operadora te ha llamado señorita como ciento cincuenta veces, acabas tan hasta los cojones que acabas por gritarle a la operadora que mande a un técnico a recoger el ordenador y que lo arregle, o tú mismo lo triturarás con tus propios dientes.
− De acuerdo, señorita…
− ¡SOY UN HOMBRE!
− Vale, señorita, entre las ocho de la mañana del miércoles y finales del mes que viene, un técnico acudirá a su casa a recoger el ordenador.
− ¿Y no podría ser un poco antes? Es que me corre un poco de prisa.
− No se preocupe, señorita, nos daremos toda la prisa que podamos.
Y tras esa repugnante mentira, cuelgas el teléfono sin atreverte ni a mirar al ordenador a la cara… suponiendo que tenga cara. Porque, a pesar de que hace un año que tienes el ordenador y antes de eso despotricabas constantemente sobre lo nocivo de vivir en una sociedad gobernada por la competitividad y las tecnologías, ya ni siquiera concibes tu vida sin ordenador… a eso se le llama criterio, sí señor.
Finalmente, parece que los dioses se han apiadado de ti y a las 12 de la mañana del día siguiente, el técnico se está llevando el ordenador, y tú te mueres de angustia al pensar que todavía queda una semana hasta que te lo traigan arreglado… como mínimo. Porque la operadora se escaqueó, pero solo hay una profesión donde se escaqueen más que las operadoras y operadores: los informáticos. Finalmente, los técnicos te traen el ordenador y para ti es como si vieras a Dios en persona… ¡Por fin puedes recuperar tu vida!
Para terminar, quiero regalaros una reflexión: ¿Por qué consentimos que los ordenadores se cuelguen, si no lo hace ningún otro aparato? Me estoy imaginando a una persona en estado vegetal, enganchada a un montón de máquinas, y de repente se calan todas, y la familia, en lugar de llorar, diciendo: es que los respiradores ya se sabe, se calan… mala suerte.
En definitiva, no desaprovechéis oportunidades de alejaros del ordenador, ya hemos matado al porno codificado, pero todavía podemos salvar al canal 47.
Esta excusa es por lo general el Abc del escaqueo (sobre todo si eres informático), pero llega un punto en el que ya huele a chamusquina:
− Gutiérrez, ¿Ha traído el informe?
− Pues no se lo va usted a creer, pero resulta que el ordenador se me ha colgado y se me ha borrado el informe…
− ¡Que sorpresa, Gutiérrez! Solo es la quinta vez esta semana…
Y es que parece una excusa barata, pero cuando pasa, duele en el alma. Si, yo he visto gente por las calles llorando y desgarrándose las camisas como Marlon Brando en Un Tranvía Llamado Deseo (aunque en el barrio donde vivo son más bien el Cigala en la boda de su primo), porque se les había colgado el ordenador. A la madre de Bill Gates ya no es que le piten los oídos, es que no puede ni salir a la calle sin tapones para los oidos, que va Bill y la dice:
− Mami puertas, mami puertas…
Y la otra:
− ¿¿QUE??
Nunca se había acordado la gente tanto de la madre de alguien desde que Aznar se fue a pasar unos días a las Azores.
Pero es que la cosa no es para menos, porque tú estás tranquilamente en tu casa con tu ordenador haciendo dos posibles cosas: ver porno (80% de posibilidades) o cosas que no son ver porno (20% de posibilidades), que cada uno usa la banda ancha como quiere. El caso es que llega un momento en el que el ordenador hace PUM (ha habido casos en los que hasta ha salido humo), y no sé qué es lo peor, si que te pille haciendo lo primero o te pille haciendo lo segundo, porque como estés trabajando y de repente el ordenador se cuelgue es como una patada en la boca, pero que cuando estás en tu clímax onanista el ordenador deje de funcionar es como si te pegasen una patada en los huevos justo cuando te estás recuperando de la patada en la boca de antes.
Bien, tú te recuperas del shock inicial de que el ordenador te ha dejado tirado (normalmente shock violento), pero te tienes que enfrentar a un shock mucho más fuerte: repararlo. Lo típico es formatear. Buscar un Windows de donde sea, meterle a piñón en el ordenador y volver a empezar de la forma más digna posible, pero… ¿y si con el Windows no es suficiente? Aquí hay un terrorífico añadido al shock: no tienes ni puta idea de cómo arreglarlo.
El pánico hace ya tiempo que ha comenzado a cundir, pero ya llega tu novia (o novio, en gran variedad de casos), te da dos hostias y te grita:
− ¡TIENES QUE CALMARTE!
Tú te repones tanto como puedes y llamas al servicio técnico de la empresa donde compraste el ordenador, y la escena es más o menos así:
− Servicio técnico de Mediamarkt (porque ellos no son tontos, pero tú sí que lo eres un rato)
− Buenas tardes, he tenido una avería.
− De acuerdo, señorita, proceda a explicar su avería.
Seas una grácil bailarina o un curtido albañil de voz aguardentosa, te va a llamar señorita… es inútil que te revuelvas contra el poder supremo. Sigo:
- Verá, estaba elaborando un informe (mentira, estabas viendo porno, si no, no lo dirías) cuando de pronto me salió un pantallazo azul y el ordenador se apagó. He probado a formatear, pero no hay manera.
Tras un silencio tan tenso que Freddy Krueger se mearía en los pantalones, la voz de la operadora vuelve a sonar en el auricular:
− Señorita, ¿Ha comprobado si el ordenador está enchufado?
− ¿Es usted gilipollas? ¡Y no me llame señorita!
− Está bien, señorita, no se altere, iremos haciendo comprobaciones para dar con el problema.
Después de media hora de una llamada que estás pagando tú, en la que la operadora te ha llamado señorita como ciento cincuenta veces, acabas tan hasta los cojones que acabas por gritarle a la operadora que mande a un técnico a recoger el ordenador y que lo arregle, o tú mismo lo triturarás con tus propios dientes.
− De acuerdo, señorita…
− ¡SOY UN HOMBRE!
− Vale, señorita, entre las ocho de la mañana del miércoles y finales del mes que viene, un técnico acudirá a su casa a recoger el ordenador.
− ¿Y no podría ser un poco antes? Es que me corre un poco de prisa.
− No se preocupe, señorita, nos daremos toda la prisa que podamos.
Y tras esa repugnante mentira, cuelgas el teléfono sin atreverte ni a mirar al ordenador a la cara… suponiendo que tenga cara. Porque, a pesar de que hace un año que tienes el ordenador y antes de eso despotricabas constantemente sobre lo nocivo de vivir en una sociedad gobernada por la competitividad y las tecnologías, ya ni siquiera concibes tu vida sin ordenador… a eso se le llama criterio, sí señor.
Finalmente, parece que los dioses se han apiadado de ti y a las 12 de la mañana del día siguiente, el técnico se está llevando el ordenador, y tú te mueres de angustia al pensar que todavía queda una semana hasta que te lo traigan arreglado… como mínimo. Porque la operadora se escaqueó, pero solo hay una profesión donde se escaqueen más que las operadoras y operadores: los informáticos. Finalmente, los técnicos te traen el ordenador y para ti es como si vieras a Dios en persona… ¡Por fin puedes recuperar tu vida!
Para terminar, quiero regalaros una reflexión: ¿Por qué consentimos que los ordenadores se cuelguen, si no lo hace ningún otro aparato? Me estoy imaginando a una persona en estado vegetal, enganchada a un montón de máquinas, y de repente se calan todas, y la familia, en lugar de llorar, diciendo: es que los respiradores ya se sabe, se calan… mala suerte.
En definitiva, no desaprovechéis oportunidades de alejaros del ordenador, ya hemos matado al porno codificado, pero todavía podemos salvar al canal 47.