
En esta ocasión tampoco tenemos los sacrosantos puntos suspensivos, pero no os preocupéis, no es porque haya fallecido alguien que respetamos y queremos, es porque se murió Jesucristo, así que el motivo por el que no están los sacrosantos puntos suspensivos es porque no queremos nada sacrosanto en éste número.
El otro día mientras estaba afeitándome entró en el baño mi tía a ponerse la dentadura postiza (cosa muy agradable), y comenzó a decirme que se iba a misa, que había que tener temor de Dios, que no quería acabar ardiendo en la hoguera en un ajusticiamiento en la plaza mayor acusada de brujería, y mientras tanto yo no sabía si continuar mi afeitado o aprovechar la cercanía de la cuchilla a mi yugular y seccionarla con toda la fuerza que pudiese. Sin embargo, aquello me dio algo que pensar cuando se me quitaron las ganas de quitarme la vida (mi tía desapareció), y es que yo no soy el que se murió hace tantos años condenado por su propio pueblo, así que yo no soy el que tiene que desaparecer, fue ese viejo cabrón el que desapareció del mundo, pues que se quede con los muertos, ¡yo estaba aquí antes, maldita sea!
A donde quiero ir a parar es a que esta Semana Santa, al igual que todas las anteriores, ha sido una trampa mortal para todos aquellos que solamente queremos hacer lo que hacemos en todas las vacaciones: atascar nuestros intestinos con cantidades ingentes de carne de cordero lechal y bañar nuestros riñones y nuestro hígado en una cantidad tal de cerveza que ni Ernesto de Hannover podría imaginársela. Así que os voy a enseñar, tal y como os dije al principio, los diez mandamientos que todo amante de unas buenas vacaciones debe seguir a rajatabla para ganar esa lucha contra Dios que se produce todos los años. Vamos allá:
1- La regla número uno de todo amante del escaqueo es, ni más y menos que la siguiente: si quieres evitar participar de alguna manera en algo que requiera esfuerzo o resulte inconveniente, hay que evitar a toda cosa reconocer la existencia de dicho inconveniente. “¿Semana Santa? ¿Esa no es la fiesta de los conejitos y los huevos de pascua?” O mejor aún, “¿Semana qué? No me dijeron nada en la sinagoga”.
2- Que de cara al público finjas no saber nada sobre la Semana Santa no significa que no sepas nada. Mantente lejos de las calles céntricas, sobre todo por la mañana y a altas horas de la tarde. Recuerda también que los días de riesgo son el jueves, el viernes y el domingo, así que los sábados si cometes la imprudencia de ir al centro, puede que solamente veas unas gradas y muchas viejas.
3- Lo mejor es que desaparezcas. Todo el mundo aprovecha para irse de la ciudad… pues por algo será. Si tienes pueblo, ¡escóndete allí! Te evitarás tener que quedarte en casa por las tardes y podrás refugiarte en un bar junto a sus parroquianos, recuerda que en un pueblo nunca se sube a casa a cenar lo suficientemente borracho.
4- Las tardes están fuera de riesgo en el pueblo, pero el domingo por la mañana va a ser de vida o muerte, será mejor que aproveches bien el sábado y te pases todo el domingo en casa pasando la resaca… siempre son mejores unas náuseas que un enfrentamiento directo contra Dios, ¡te destrozaría!
5- Más o menos hemos repasado todas las normas horarias y geográficas, pero si te saltas alguna de estas normas, un sencillo truco es huir de las aglomeraciones, sobre todo si hay gente vestida de negro. Si ves a esa gente, huye como si te hubieses encontrado al mismísimo Cthulu.
6- Hace un par de milenios, el cadáver putrefacto de Jesucristo se levantó de su tumba como un zombie dispuesto a ingerir cuantos cerebros pudiese contener su decrépito estómago, por lo que comenzaron a hacer procesiones y saetas durante los días de peligro una vez al año para aplacar su espíritu y devolverlo a su tumba, no debes olvidar que este es el verdadero sentido de esta festividad. Sin embargo, nunca consiguen calmar del todo a este violento espíritu, y en ocasiones éste aparece como un poltergeist en todas las casas de la cristiandad. Para evitar estas apariciones, no enciendas la tele nunca, ¡nunca! ¡Ni aunque el Madrid-Barça hubiese caído en esas fechas! Siempre puedes correr el riesgo de que el poltergeist interrumpa la programación habitual como si fuera “de repente Chavez” y conectara con el vaticano.
7- Las misas televisadas no son el único riesgo, repito, apaga la puta tele, hay mucha gente que no ha sobrevivido a la emisión de Ben-Hur. De pequeño mi abuela me obligó a verlo y tuve que ser hospitalizado de urgencia.
8- Con los siete primeros consejos hemos conseguido rehuir un enfrentamiento directo con Dios, pero llegará un momento en el que las hostilidades van a tener que empezar. La Semana Santa es la época perfecta para un viaje romántico con tu pareja, lejos de tu familia y sus comidas multitudinarias. Si no tienes pareja, intenta convencer a tus amigos para viajar a una casa rural y atrincheraros allí hasta que Dios suelte toda su artillería. Si estás en tu pueblo, la resaca sigue siendo una gran opción, levántate a las cuatro de la tarde y atibórrate a lechazo tu solo en la cocina.
9- Puede que una forma de ataque llegue en forma de saeta (no de flecha incendiaria, Dios es demasiado sofisticado para algo así; sino de canto típico de las fechas), así que mientras salgas a la calle, lleva los cascos con Alice Cooper o AC/DC a todo volumen.
10- Por último, pero no menos importante, debes recordar que no es malo que en estas vacaciones caiga una lluvia torrencial… es más, yo que tú, intentaría aprenderme la danza de la lluvia de los nativos americanos antes de salir de casa… además, así podrás lanzar un ataque directo contra Dios al poner la tele y encontrarte con unos cuantos sevillanos llorando porque no han podido sacar los pasos.
En definitiva, no quiero meterme en si Dios es un cabrón que puso un montón de normas estúpidas o un invento más lucrativo que el chupachups, lo que sé es que esta Semana Santa escuché una voz que me llamaba desde un cerro a un par de kilómetros de mi pueblo, así que me acerqué y me encontré una zarza ardiendo. Allí, la propia zarza me dijo “apágame tío que me abraso”, yo hice caso y la zarza llena de espuma de extintor me volvió a hablar “gracias por ayudar a tu señor, en agradecimiento, te obsequio con este decálogo para pasar unas buenas vacaciones de Semana Santa”. Yo, extrañado, pregunté “¿Pero quién eres?”, y la zarza me contestó “El nuevo fichaje de Los Hombres de Paco”, y yo “¡Anda coño! ¡Goya Toledo! Pues tienes la voz un poco ronca”. Luego cuando se me pasaron los efectos me desperté rodando colina abajo.
En definitiva, que disfrutéis de este decálogo que Satanás me entregó cuando yo no estaba en mi mejor momento… a él no le ha ido mal estos últimos años, ¿no?
El otro día mientras estaba afeitándome entró en el baño mi tía a ponerse la dentadura postiza (cosa muy agradable), y comenzó a decirme que se iba a misa, que había que tener temor de Dios, que no quería acabar ardiendo en la hoguera en un ajusticiamiento en la plaza mayor acusada de brujería, y mientras tanto yo no sabía si continuar mi afeitado o aprovechar la cercanía de la cuchilla a mi yugular y seccionarla con toda la fuerza que pudiese. Sin embargo, aquello me dio algo que pensar cuando se me quitaron las ganas de quitarme la vida (mi tía desapareció), y es que yo no soy el que se murió hace tantos años condenado por su propio pueblo, así que yo no soy el que tiene que desaparecer, fue ese viejo cabrón el que desapareció del mundo, pues que se quede con los muertos, ¡yo estaba aquí antes, maldita sea!
A donde quiero ir a parar es a que esta Semana Santa, al igual que todas las anteriores, ha sido una trampa mortal para todos aquellos que solamente queremos hacer lo que hacemos en todas las vacaciones: atascar nuestros intestinos con cantidades ingentes de carne de cordero lechal y bañar nuestros riñones y nuestro hígado en una cantidad tal de cerveza que ni Ernesto de Hannover podría imaginársela. Así que os voy a enseñar, tal y como os dije al principio, los diez mandamientos que todo amante de unas buenas vacaciones debe seguir a rajatabla para ganar esa lucha contra Dios que se produce todos los años. Vamos allá:
1- La regla número uno de todo amante del escaqueo es, ni más y menos que la siguiente: si quieres evitar participar de alguna manera en algo que requiera esfuerzo o resulte inconveniente, hay que evitar a toda cosa reconocer la existencia de dicho inconveniente. “¿Semana Santa? ¿Esa no es la fiesta de los conejitos y los huevos de pascua?” O mejor aún, “¿Semana qué? No me dijeron nada en la sinagoga”.
2- Que de cara al público finjas no saber nada sobre la Semana Santa no significa que no sepas nada. Mantente lejos de las calles céntricas, sobre todo por la mañana y a altas horas de la tarde. Recuerda también que los días de riesgo son el jueves, el viernes y el domingo, así que los sábados si cometes la imprudencia de ir al centro, puede que solamente veas unas gradas y muchas viejas.
3- Lo mejor es que desaparezcas. Todo el mundo aprovecha para irse de la ciudad… pues por algo será. Si tienes pueblo, ¡escóndete allí! Te evitarás tener que quedarte en casa por las tardes y podrás refugiarte en un bar junto a sus parroquianos, recuerda que en un pueblo nunca se sube a casa a cenar lo suficientemente borracho.
4- Las tardes están fuera de riesgo en el pueblo, pero el domingo por la mañana va a ser de vida o muerte, será mejor que aproveches bien el sábado y te pases todo el domingo en casa pasando la resaca… siempre son mejores unas náuseas que un enfrentamiento directo contra Dios, ¡te destrozaría!
5- Más o menos hemos repasado todas las normas horarias y geográficas, pero si te saltas alguna de estas normas, un sencillo truco es huir de las aglomeraciones, sobre todo si hay gente vestida de negro. Si ves a esa gente, huye como si te hubieses encontrado al mismísimo Cthulu.
6- Hace un par de milenios, el cadáver putrefacto de Jesucristo se levantó de su tumba como un zombie dispuesto a ingerir cuantos cerebros pudiese contener su decrépito estómago, por lo que comenzaron a hacer procesiones y saetas durante los días de peligro una vez al año para aplacar su espíritu y devolverlo a su tumba, no debes olvidar que este es el verdadero sentido de esta festividad. Sin embargo, nunca consiguen calmar del todo a este violento espíritu, y en ocasiones éste aparece como un poltergeist en todas las casas de la cristiandad. Para evitar estas apariciones, no enciendas la tele nunca, ¡nunca! ¡Ni aunque el Madrid-Barça hubiese caído en esas fechas! Siempre puedes correr el riesgo de que el poltergeist interrumpa la programación habitual como si fuera “de repente Chavez” y conectara con el vaticano.
7- Las misas televisadas no son el único riesgo, repito, apaga la puta tele, hay mucha gente que no ha sobrevivido a la emisión de Ben-Hur. De pequeño mi abuela me obligó a verlo y tuve que ser hospitalizado de urgencia.
8- Con los siete primeros consejos hemos conseguido rehuir un enfrentamiento directo con Dios, pero llegará un momento en el que las hostilidades van a tener que empezar. La Semana Santa es la época perfecta para un viaje romántico con tu pareja, lejos de tu familia y sus comidas multitudinarias. Si no tienes pareja, intenta convencer a tus amigos para viajar a una casa rural y atrincheraros allí hasta que Dios suelte toda su artillería. Si estás en tu pueblo, la resaca sigue siendo una gran opción, levántate a las cuatro de la tarde y atibórrate a lechazo tu solo en la cocina.
9- Puede que una forma de ataque llegue en forma de saeta (no de flecha incendiaria, Dios es demasiado sofisticado para algo así; sino de canto típico de las fechas), así que mientras salgas a la calle, lleva los cascos con Alice Cooper o AC/DC a todo volumen.
10- Por último, pero no menos importante, debes recordar que no es malo que en estas vacaciones caiga una lluvia torrencial… es más, yo que tú, intentaría aprenderme la danza de la lluvia de los nativos americanos antes de salir de casa… además, así podrás lanzar un ataque directo contra Dios al poner la tele y encontrarte con unos cuantos sevillanos llorando porque no han podido sacar los pasos.
En definitiva, no quiero meterme en si Dios es un cabrón que puso un montón de normas estúpidas o un invento más lucrativo que el chupachups, lo que sé es que esta Semana Santa escuché una voz que me llamaba desde un cerro a un par de kilómetros de mi pueblo, así que me acerqué y me encontré una zarza ardiendo. Allí, la propia zarza me dijo “apágame tío que me abraso”, yo hice caso y la zarza llena de espuma de extintor me volvió a hablar “gracias por ayudar a tu señor, en agradecimiento, te obsequio con este decálogo para pasar unas buenas vacaciones de Semana Santa”. Yo, extrañado, pregunté “¿Pero quién eres?”, y la zarza me contestó “El nuevo fichaje de Los Hombres de Paco”, y yo “¡Anda coño! ¡Goya Toledo! Pues tienes la voz un poco ronca”. Luego cuando se me pasaron los efectos me desperté rodando colina abajo.
En definitiva, que disfrutéis de este decálogo que Satanás me entregó cuando yo no estaba en mi mejor momento… a él no le ha ido mal estos últimos años, ¿no?
Llevo 3 discos de los AC/DC en el mp3 y una edición especial de coleccionista, espero estar a salvo, al menos del audio "semanasantil"
Buena estrategia, pero recuerda que el audio no lo es todo. Yo te recomendaría llevar también un pack de seis cervezas siempre a mano, y ya sabes, a disfrutar.
Nadie que cree que la existencia de Dios es nula lucha contra él. Nadie que crea que Dios existe le haría la guerra.
¿Cómo que no? Si yo creyese en la existencia de Dios no solo lucharía contra él, sino que además os diría a todos cómo hacerlo. Pero en fin respeto todo criterio y toda opinión, así que si éste artículo ha herido tu sensibilidad... ya sabes de que va Cartas desde la Isla. Gracias por comentar.
paso 1º
derrotar a los hombres
sub-paso 1.1
hacerse rico
sub-paso 1.2
disponer de un arma secreta para defenderse sutilmente de las amenazas
paso 2º derrotar a la naturaleza
sub-paso 2.1
disponer de una tecnología que nos haga inmortales
sub-paso 2.2
disponer de una tecnología que nos dé la autarquía
paso 3º derrota metafísica del cosmos
sub-paso 3.1
aplicar el apocalipsis
sub-paso 3.2
platoniformización de la realidad
sub-paso 3.2.1
estabilizar las branas
sub-paso 3.2.2
resurreccionar a los nuestros
paso 4º
evolucionar hacia " homo ludicus extropianus"
humano inmortal per secular seculorum dedicado al placer